despidiéndome de los vecinos
que juntos nos acompañamos
por un largo camino.
Fue más allá de los buenos días,
del clima, de los perros.
Fueron conversaciones tranquilas
sin discusiones o rencillas
como si fuéramos parte de una familia
a la que siempre se tiene al lado
en los momentos necesarios
o quizás, sin ningún motivo.
Los favores solicitados
creo haberlos pagado
con otros favores
que se me hayan pedido.
Extrañaré sus rostros,
sus sonrisas y la alegría
de encontrarnos de imprevisto.
Si, me he mudado
y a conocer nuevos vecinos
pero los que he tenido
han de ser inolvidables.
Daniel Valdman.