Cuánto amor hay en tu mirada mientras jugamos con palabras y canciones muy antiguas de aquellas que sus artistas solo viven en nuestra memoria y en los recuerdos que rescatamos. Que lindo es verte feliz paseando por tiempos lejanos ensimismada en encontrar las letras que vaya a saber qué poeta le puso una historia a la música. Y te disfruto y te gozo porque eres niña en este juego, como si tuvieras juguetes nuevos y los compartes conmigo. Y yo, agradeciendo a los cielos ser parte de este momento.
Voy descubriendo tus estímulos y a la insistencia de mi esmero, se te arquea el cuerpo como si fueras poseída. Te aferras a las cobijas como para no perderte pidiéndome que te penetre. Y en ese acto tan sublime, no te daré mi simiente, te entregaré el alma.
Tus manos entre las mías y un profundo sentimiento en las miradas agradeciendo que juntos compartimos la vida. No hacen falta palabras. Y al recostar tu cabeza en mi hombro mirando sin ver lo que tenemos al frente se inflaman las almas por el cariño que entre los dos flota. Que sencillo es un acto de amor y cuanto nos llena el espíritu. Y así, en un hondo silencio, yo se cuanto me quieres y tu, cuanto te quiero.
Te estrecharé en mis brazos. Sentirás mi energía y las ganas de vivir que pueda contagiarte. Sabrás que todo es posible, que vale la pena el intento abriendo el corazón al sentimiento dejando que este fluya. Sentirás la tibieza de mi pecho y un calor en tu espíritu. Me querrás recompensar con un beso que te devolveré suave y tierno y el amor envolverá el momento mostrándonos que nos pertenecemos. Sabrás que no estás sola, que juntos andamos por el mismo camino hacia eternidades sin tiempo.
Los jardines de la vida están en tus ojos, en tu sonrisa. En los juegos que hacemos con las palabras o en esas viejas canciones que tratamos de recordar. Están en las cosas cotidianas que no les prestamos importancia como servir un café o preparar juntos la mesa. Están en lo sencillo, en la franqueza con que tus ojos me miran diciéndome que me aman. O están en un abrazo cuando mirándonos, sobran las palabras.
Busco tu mano para sentirla en la mía no como una caricia sino para caminar los mismos pasos en la vida. Disfrutar los paisajes que se ponen en el camino y quitando las piedras que nos obstruyen. Avanzar por los sentimientos regándolos con las miradas sumergidos en la confianza que entre los dos somos uno. Porque el amor es más que piel. Es escucharnos, aprendernos, conquistarnos y comprendiendo que cada uno es como es con virtudes y defectos y que llegado el momento, es lo que más amamos. Y te amo por quien eres, por como eres con todo lo que tengo.
La noche tibia, el cielo despejado y yo desvelado, pienso en ti. En tus caricias, en el amor entregado, en los gestos y sonrisas, en suspiros y gemidos, en cuanto nos amamos. Me acompaña en la noche tu presencia esperando el amanecer para acercar el día acortando el tiempo de nuestra espera para dejar que el sueño se realice. Y confiarás en mi cuando te encuentre con cuerpo y alma presentes y no habrá nada que decirse pues con solo las miradas ya diremos todo.
Quizás pueda el pensamiento acariciar tu alma dejando que en la caricia sientas lo que tengo en el sentimiento. No caben en mi tantas ansias que con solo nombrarte se me aprieta el pecho y la necesidad de estrecharte me enloquece todo el tiempo. Y a pesar de saberme loco entorpeciéndome la vida, y sin que abandone la angustia de no tenerte entre mis brazos, sufriendo desconsolado sigo pensando en ti, y es hermoso.
Hoy es el día para decirte y demostrarte mi locura de amarte. Subiré a los cerros para traerte las flores más extrañas, por las inclemencias y los vientos cultivadas y ya que estoy allí arriba gritarle al mundo lo que te quiero. Bajaré a la vida mundana. Pediré a los buses que toquen sus trompetas y con los ruidos de las gentes formaré un concierto. Cantarán mi sentimiento sin importar que desentonen. Lustraré los cielos para que se vean las estrellas aunque el Sol esté presente y bailaré para ti la danza de los palomos. Hoy es el día en la locura de quererte. Hoy, justamente hoy, como todos los días.
Aun no amanece. Las aves en silencio duermen el sueño de los inocentes mientras yo madrugo como culpable de amar. Busco la hora temprana para soñarte despierto y es como si estuviera cerca de ti más tiempo. Como para meterme en tu sueño mientras aún duermes y así sientas las caricias que te envían mis versos. Amanezco cada día para regar nuestro sentimiento.
Amanece. Las tinieblas se retiran dejándole el paso a nuevas esperanzas. Iluminará la luz el día mientras que los sueños y anhelos cobran otras energías. Y estás tu, metida en mis pensamientos, adueñándote de mis sueños y anhelos impulsándome a encontrarte nuevamente. No tengo más esperanza que verte. No tengo más anhelo que abrazarte y así inicio el día, con tu rostro en mi fantasía regalándome expresiones de cariño y mi alma atormentada por no tenerte.
Corren las caricias. Se encienden las pasiones y tras satisfacer la ansiedad de la carne, miro tu rostro y me conmueve. Qué hermosa mujer tengo entre mis brazos que me entrega lo que tiene sin poner reparos y con el amor que me incita a seguirla amando ya no con la piel sino con todo mi ser que nace desde el alma. Y en el momento del descanso, mientras seguimos abrazados, el sentimiento que nos invade vuela haciendo realidades lo que tanto hemos soñado. Y allí realmente, es cuando más te amo.
Escribiré una historia de amor. La narraré en besos, la contaré en caricias y pondré en cada verso lo que el corazón dicte. Hablaré de pasiones también de ilusiones y de sueños realizados. También estarán presentes los aún por realizarse y hablaré de tu mano que me acompañe en cada estrofa. Contaré de la angustia que me causa tu ausencia y de la gran alegría que me trae tu presencia. Hablaré de nosotros y de todo lo que nos espera. Porque sin ti, no tiene sentido esta historia.
El placer del silencio evoca tu recuerdo y de todos los sueños que en el camino fueron quedando. Vamos consumiendo el tiempo mientras va dejando su huella en nuestros cuerpos y se nos hace urgente realizar lo que aún no hemos vivido. Y estás tu en mi presente, como lo estuviste antes, como lo estuviste siempre, apoyándome en los anhelos que juntos compartimos construyendo nuestro destino entre caricias y besos, entre almohadas y entre sueños dejando fluir las almas. Y ahora, ya plateados los cabellos por los años encima, le estoy agradecido a la vida que me haya dejado compartirla contigo.
No me alcanza con mirarte o sentirte a mi lado. Quieren mis sentimientos meterse dentro de tu piel y poseer tu alma. Compartir las sensaciones que invaden mi sentir cada vez que te pienso y eso es en todo momento pues no me deja el cerebro pensar en otra cosa. Realizo el quehacer diario deseando que te gustaría para ver la alegría reflejarse en tus ojos. Y qué mejor recompensa recibir tu sonrisa y saber que día a día aceptas mi sentimiento. Este que te brindo con el pecho abierto y las ansias de que sientas cuanto es que te quiero.
Van cayendo secas las hojas de la vida. Algunas ramas mantienen el verdor de la esperanza mientras las raíces se aferran mucho mas a la tierra para mantener erecta la nobleza en la historia de haber vivido. Este es mi tronco erguido al que te aferraste tantas veces abrazándolo fuertemente buscando la paz que te calme. Y siempre estuve presente cuando aún me mantenía verde o como ahora, con los años muy encima siéndote el aliciente de que todo se puede, que nada termina si entregas lo que tienes porque el amor, nunca se olvida.
Vuelo en la fantasía de estar entre tus brazos. Se me cambia el día, brilla el Sol con alegría y surgen a mi silbido antiguas melodías. Me haces feliz la vida con solo pensarte. Imaginarte al tenerte a los ojos de frente y apoderarme de tu sonrisa. Qué grande es el amor que llena el corazón con solo una ilusión y una hermosa esperanza.
Y cuando estés entre mis brazos cambiará mi fisonomía. Se suavizarán los labios, se exaltarán los ojos, se profundizará la mirada y las manos retirarán la rudeza del trabajo. Los latidos acelerarán su ritmo porque el corazón se volverá más grande para soportar la alegría de verte frente a mi. Y las ansias alborotarán los sentidos para darte el amor que trae mi alma. Si, cuando estés entre mis brazos, seré otro, porque quizás me sienta dueño del Universo.
Busqué las estrellas para ubicarte en mi destino. El cielo se negó a darme lo que pretendía pero se que te encuentras a las orillas del mar de mis sentimientos. Me dejo llevar a la deriva orientado por las ansias de encontrarte y por el deseo de verme en tus ojos con todo el amor que tengo para darte. He de llegar, estoy seguro porque es mucho lo que ansío apretarme entre tus brazos y sentir en ese abrazo renacer la vida en mi sangre. Se que estoy cerca porque es más lo que te amo.
La madrugada fresca y silenciosa permite volar los pensamientos que el insomnio no deja que se conviertan en sueños. Y pienso en ti, en tus gestos. En la ternura con que recibes cada una de mis caricias y las reacciones como niña toda vez que caes en la trampa que mis palabras juguetonas enredan tus ideas. Y soy feliz al pensarte porque compartes conmigo la alegría de vivir.
Cogidos de la mano quiero caminar contigo y que el mar sea testigo de la felicidad que nos invade con tu sonrisa iluminando el destino y la inmensidad nuestra dueña. Que todo el paisaje el sentimiento abarque y los besos en el aire dejen de ser fantasías. Quiero caminar contigo el resto de la vida y que en la arena se hallen las huellas de nuestras almas.
Brilla en tus ojos la vida cuando mi pasión acaricia tu espalda. Se llenan de cariño y de ansias dejando que el amor se demuestre. Y laten los corazones en el mismo desespero entregándose en los besos que pretenden ser eternos. Eres tanto mía como lo soy tuyo envueltos en abrazos queriendo abarcar todo el cuerpo. Y surgen los suspiros acompañados por gemidos mientras las voces se mantienen en silencio. Y al estallar las sensaciones aprietan los brazos el momento y un beso de agradecimiento surge de lo más profundo del alma. Y eso, también es amor.
Quiero ser el dueño de tu sonrisa. Disfrutar la vida en todo lo que nos brinda. Ser motivo de tu alegría corriendo juntos tras los sueños que se nos quedaron a la deriva. Alcanzar las nubes montados en nuestras almas y dejar que las caricias marquen el rumbo de las ansias. Comernos los jardines, salpicarnos con las aguas que la lluvia dejó en los charcos para que saltemos sobre ellos. Ser niños de nuevo con los años que llevamos y en un abrazo entregarnos todo el amor que tenemos. No cansarme de decirte cuanto es que te amo y seguir así cada día sintiendo que la vida es justamente para amarnos.
Me abre el mundo tu sonrisa. Ilumina mi sendero dándole motivo a la vida y esperanza al mañana. Contar con tus caricias y con la mano tendida para seguir por el camino que el destino nos depara. No importa que el tiempo pasa. La juventud del alma la llevamos en el cariño haciendo posibles realidades que tantas veces dejamos en los sueños. Y mientras tu estés conmigo, mientras yo esté contigo, nada nos será imposible simplemente, por querernos.
Salpican el cielo las estrellas y me las quedo mirando atravesando sueños. Viajo hasta tus brazos entre mares descubiertos por sonrisas y besos que sigue forjando mi mente. Y me dejo llevar por la fantasía que a nadie lastima y me acerca a los anhelos de recibir de tus labios el sabor dulce y tierno contagiado por el alma. Y sigo navegando entre los mares de estrellas. Quizás en una de ellas pueda nuestro amor encontrarse.
Estuve soñando contigo. Llevabas un manto de caricias que compartías conmigo y un ramillete de besos que lanzabas al aire para que yo los recoja. Te empujaba en un columpio y querías volar más alto. Mi sentimiento lo intentaba para cumplir tus deseos y parece que nunca llegaba a las alturas de tus sueños. Entonces, abrí los ojos asustado por el pánico. Vi que estabas a mi lado y ya con tranquilidad, me vestí de realidad dándote un beso.
Siento tu cariño sosegado, tranquilo en el espíritu que te reclama. Las ansias de la pasión le dan paso al sentimiento que no se refleja en el cuerpo sino en la mirada, en los silencios entregando todo lo que tienen las almas. Y nos vamos metiendo uno dentro del otro disfrutando la paz que crece en el abrazo sin utilizar los brazos, solo mirándonos y saber que nos amamos.
Siento tu caricia en cada palabra, en la que dices, en la que callas. Cuando hablas con los ojos y me regalas un beso con la mirada o cuando sumisa y entregada apoyas la cabeza en mi pecho. Siento tu caricia cuando no me das nada por no estar presente y me llena tu ausencia. Siento esa caricia que no me dan tus manos sino tu alma.
Vive plácido el sentimiento amparado en las caricias que me entregan tus manos y en el gemido de pasión que logro robarte. Vive en la mirada que con tanto cariño me ofrece tu alma y en el silencio que me dice cuanto me amas. Vive entre los cuerpos y también en el recuerdo cuando sin estar juntos te siento presente. Pero lo más importante es que entre tu y yo, el sentimiento vive.
No cantan las aves en este amanecer. Será que el sentimiento ha tomado otro vuelo ? Será que las ilusiones se resisten a salir ? Ante el temor de tu tristeza, envío mis versos con el viento para que te atrapen aún en el sueño que se niega a despertar. Y así, cuando los ojos abras la sonrisa te invada aunque las aves hayan dejado de cantar.
Me eres importante. El valor de tus palabras anidan en mi pensamiento compartiendo la vida que forjamos juntos. Eres el impulso que me lleva a ser mejor labrando para los dos tan inmenso cariño. Ya no corto la flor del jardín para ponerla en tu pecho. La riego y abono para que te regocijes al verla y nos alegremos por la tierra que nos regala su fruto. Y así es nuestro nido, entre caricias, besos y silencios. Entre palabras, miradas y alientos que hacen dichosa la existencia. Gracias por dejar amarte.
Vagan mis sueños por maravillosos prados. La naturaleza silvestre colorea el horizonte y nosotros, cogidos de las manos, entre sonrisas disfrutamos el paisaje que se nos brinda. Toda la escena es un sueño, hermoso, efímero, mágico. Pero no importa que esté lejos porque para acercarlo, ya cuento con tu sentimiento que es igual al mío sabiendo que te amo.