recorro los jardines de la vida,
las profundidades del sentimiento
en mares briosos de pasión.
La calidez de tu cuerpo
me transporta a otras fantasías,
mas allá del momento,
donde la realidad ya no existe
y nacen universos
de divina inspiración.
Cada vez que te acaricio
dejo de ser yo mismo
y me convierto en astronauta,
en submarino o en simple jardinero
donde cada poro es una flor
y está en mi cultivarla
a base de besos y poesías de amor.
Y por ello,
cada vez que te acaricio,
le das vida a mi alma.