revolotear en la casa
arreglando, acomodando, decorando.
Mirando dos veces
para asegurarte que te convence
y para ver tu imaginación realizada,
te recuestas en la cama
para soñar el próximo movimiento.
Y de todo eso no me quejo
porque en tus artísticas manos
creas los mejores espacios
aunque de verdad, no tengamos nada.
Hasta el café de tí sabe distinto,
con un aroma especial,
con un gusto tropical
como si hubiera sido
recién cosechado.
Porque en tí todo es nuevo,
las paredes, los cuadros
que con moverlos un poco
ya cambian nuestro paraíso.
Te miro de lejos y pienso
en la suerte que he tenido
que en el andar de la vida
te he encontrado en mi camino.
Daniel Valdman.
