Estallan los truenos
en un divino concierto
acompañados por las aguas.
El tintinear en los tejados
y el sonido del viento
hacen la formidable orquesta
que jamás hemos escuchado.
Y nosotros, en el lecho cobijados
del espectáculo disfrutamos
sin dejar de amarnos.
El calor de tu cuerpo,
tu cabeza en mi pecho
y las caricias que someten
a las inclemencias del tiempo
sintiéndote amparada
sin importar la tormenta.
No la que retumba fuera
sino, la que llueve en el alma.
Y no dejamos de amarnos
porque el amor,
es la más fuerte de las fuerzas
y te amo.
