por dorados trigales
perdiéndose de la vista
el infinito insondable.
Bailan las espigas
al compas del viento
invitando al astro del cielo
a hacerle compañía.
Y sumergido en mi ensueño
quiero robarle a este paraíso
un poquito de su paz y alegría.
Sueño despierto
con los ojos abiertos
aunque mi mente ve
solo lo que imagina.
Y estás tomada de mi mano
juntos volando por este paisaje
disfrutando el instante
que nos regala la vida.
Y soñamos, soñamos
alejándonos de la cruel pesadilla
que la realidad nos pone encima
obligándonos a seguir combatiendo.
Daniel Valdman.
