domingo, 8 de mayo de 2016

Fin

Icé la vela de la vida
sin ponerle rumbo fijo
dejando que el destino
a cualquier lado me lleve.
La marea jugueteaba
haciendo mecer la barca
revoloteando los sueños
sin saber lo que buscaba.
Bordeé acantilados,
finas y lisas rocas,
de por si peligrosas
para mi nave pequeña.
Sorteé desiertos,
orillé en ciudades
y mi brújula loca
nunca me daba el Norte.
Y de pronto, sin detenerme,
me encontré con unos brazos
que me obligaron a hacer puerto.
Fue el instante perfecto
que las miradas se encontraron
donde me di cuenta
que mi viaje había terminado.
Que al destino sin buscar
había arribado
y ya no hacía mas falta
seguir navegando.
Llegué a tu vida
y es lo mejor 
que me ha pasado.
Amarre la barca, 
arrié la vela,
tiré el ancla
y en la playa de tu ser
planté bandera
para no volver a naufragar
en los mares del sentimiento
Daniel Valdman