en promesas inconclusas.
Cuántas miradas perdidas
en sueños que quizás un día,
deseamos vivir despiertos.
Y siento tu mano en la mía
apoyándome en los desvelos
en que mi mente se preocupa
diciéndome que no estoy solo,
que compartes mis desventuras
calmándome con una sonrisa
y con una simple caricia
apartándome de los recuerdos.
Y qué mejor momento
para hacer el balance de la vida
sabiendo que juntos bregamos
en el correr de cada día
sosteniéndonos y apoyándonos
disfrutando lo mucho que conseguimos.
Un jardín, una huerta.
Un techo en que cobijarnos
donde el calor del cariño
logró que todo florezca.
Miro en tus ojos
el mar de la fortaleza
y siento que hemos vencido y ganado
desde el momento de encontrarnos
haciendo realidad
cada uno de nuestros sueños
sin poner en juego
ningún tipo de promesas.
Daniel Valdman.
