Se desesperan las almas
por querer abrazarse
mientras los cuerpos bregan
por crear satisfacciones.
No hay pensamientos,
solo emociones
e ilimitadas sensaciones
para dar el sentimiento.
No son suficientes las caricias,
ni tampoco los besos.
El éxtasis de entregar el sentir
se emana en cada poro.
Los ojos casi ciegos
reconocen el rostro ajeno
y los espíritus se complacen
al sentirse en el amor.
