que guardamos para nosotros solos
porque somos los únicos que comprenden
el real valor que tienen.
Como tu expresión de asombro
ante un detalle que te traje
abrazándolo con amor
como si fuera tu mejor juguete
con el que toda la vida has soñado.
El brillo de tus ojos
ante tan simple elemento
paseándolo por la casa
como si fuera la cosa más grande
que jamás se haya inventado.
Y ese, es mi tesoro,
disfrutar el brillo de tu rostro
y gozarme de la niña
que llevas dentro muy metida
por temor a que alguien la hiera.
Y es solo a mi a quien la muestras
compartiendo juntos la alegría
por tan simple detalle
y lo grande de tu sorpresa.
Daniel Valdman.
