al escuchar el tintineo de su presencia,
porque no venía todos los días
y era imposible saber cuando llegaría.
Todos los vecinos querían saber su suerte
que dos cotorritas verdes
sacaban de una cajonera.
Pero yo, sin importarme el futuro,
quería escuchar la música que como magia,
salia a cada vuelta de la manivela.
Momentos de niñez irrepetibles
porque ya los tiempos cambian
haciendo de esos dulces recuerdos
sucesos difíciles de reiterar.
No son nostalgias, son alegrías
que ya con estas canas,
me hacen sonreír.
Daniel Valdman