martes, 10 de febrero de 2015

Humanos

Llegué a escuchar sus palabras
y a sentir el poder de convencimiento.
Se lo notaba sincero
y mas que todo, honesto.
Bregaba por la igualdad,
por la justicia, por el bien común
y consiguió que multitudes lo escuchasen.
Solo quería un mundo mejor
y que la gente se respetase.
Que todos formaran parte
de un movimiento global
para terminar con la austeridad
y así lograr mejores condiciones.
Quería que se pudiera estudiar
y que la sanidad esté al alcance de todos.
Un hermoso sueño
que se podía hacer realidad.
Hasta que llegó la autoridad
y que por razones de Estado
se lo tenían que llevar.
No por ser revolucionario,
sino porque antentaba contra el sistema
 y podía perjudicar la paz mundial.
Daniel Valdman