Ya llega el alba. Los sueños de la noche se retiran a su descanso dándoles el paso a las ansiedades del día. Y creo que contigo he soñado porque siento aún en la piel el calor de tus caricias y en los labios, la sensación de tus besos. Es lindo amanecer así porque se que la noche no fue un sueño.
La madera está seca, los troncos cortados. He preparado la leña para el hogar de nuestro nido. Dará luz y calor en la cabaña para el café de la mañana o para el lecho cuando haya oscurecido. Tendrás su fuego para la tarea diaria mientras labraré los cultivos. Y pensaras en mi mientras cocinas y pensaré en ti con cada semilla que esconda en la tierra. Y así, vamos regando la vida con el amor que nos tenemos. De las semillas crecerán esperanzas y de tu alimento, todo el cariño.
Se estremecen las fibras del sentimiento cuando una voz de aliento o algún sencillo gesto proviene de tu alma. Lo que digas, lo que hagas mi ser entero lo recibe por el amor con que lo brindas. No eres solo quien me ama. Eres la guardiana que cuida lo que siento regando con cariño en cada caricia, en cada palabra este romance que estamos viviendo. Y así, en el transcurrir del tiempo ya poblados los cabellos de plateadas canas, sigo siendo quien te ama con el amor que tu me brindas.
El calor de tus manos envuelve mi cuerpo haciendo hervir la sangre que bombean los sentimientos. No me excita la pasión sino que el cariño rompe las barreras de la piel queriéndote atrapar para no dejarte. Quizás tu sientas lo mismo y juntos hacemos madejas de abrazos entregándonos a los besos, queriendo expresar lo que tanto ansiamos. Y no es que deseamos los cuerpos, estamos entregando las almas.
Rebosan las caricias queriendo escaparse. La emoción de tu presencia estremece las fibras más profundas del sentimiento haciendo que una lágrima intente salirse. Cuánta alegría se produce en mi alma. Cuánto hace que no nos vemos? Unas semanas, unos días, un minuto? Porque te llevo conmigo a donde vaya Y tu imagen latente nunca sale de mi espíritu. Quizás te esperé toda la vida para que esta vida la vivamos juntos.
Despertar a tu lado, sentir tu perfume, complacerme en tu descanso me da la alegría de comenzar el nuevo día sabiendo que el amor existe. Agradecer a los Cielos el haberte encontrado y cruzar nuestras vidas en un profundo abrazo entregando el sentimiento tratando de hacerlo eterno creándolo todos los días. Y es así que te amo, en tus palabras y en tu descanso. En el lecho o la cocina, en el devenir diario o cuando nos miramos y nos damos cuenta que somos uno.
Estiro las manos queriendo atraparte. La seducción del sueño es tan real e inalcanzable que vuelven a mí vacías con las ansias enloquecidas en el desespero de tenerte. No quiero borrar tu imagen de mi mente porque alimenta emociones aún en tu ausencia haciendo que más te quiera padeciendo la distancia. Y así, sin estarlo, me quedo con tu rostro para hundirme en tu mirada.
Cómo no dejarme seducir por tus manos si cada caricia tuya me estremece el alma. Cómo no dejar que tus labios me roben el aire si con solo pensarlo estallan todos los sentimientos. Y te amo y te deseo y enloquezco en tu piel y en tu espíritu. No se si soy yo o es lo que siento que quiere meterte dentro mío o eres tu que quieres meterme dentro tuyo. No lo se, pero es divino, como traído de los cielos sentir cuanto nos amamos.
Retorna la primavera a esta época del año. Realzan las flores su máximo esplendor y existe otro ambiente en las acciones de la gente. Destaca el clima sentimientos que estuvieron invernando y cierto tipo de alegría trae nuevas esperanzas. Por suerte, tengo tu mirada y con ella, la primavera eterna, que me da calor y calma y me llena de confianza al saber que te amo. Porque para mi la vida no se hace de estaciones sino, de sentimientos. Y con lo que por ti siento durante todo el año, tengo los jardines florecidos esos, los que cultivo en el alma.
Cierras los ojos ante mis caricias. El sentimiento de amparo te acurruca a mi cuerpo deseando que continúe de manera infinita este suave roce que desde la piel, te llega al alma. Y te abandonas y relajas para navegar en un mundo que solo tu conoces. Y eso me fascina el que me brindes tanta confianza al dejarme ser el piloto en la nave de tus sueños.
Te estuve buscando en la esquina de la vida, donde siempre nos encontramos y no hallé tus ojos que me digan que aún estoy vivo para seguirte amando No encontré tu presencia, me faltó tu cariño. Me ahogué sin tus suspiros y la ansiedad casi me mata. Hasta que me dí cuenta que no eras tú quien no había venido sino, fui yo quién faltaba. Y por suerte que tuvimos, solo fue un sueño.
Mírame. Lo que tengo que decirte no tiene palabras y por ello deseo que veas lo que siento atraves de los ojos. El alma no tiene voz y si al mirarme ves caer una lágrima, es que te está contando todo su sentimiento. No es llanto. Es un amor tan intenso que no cabe en el pecho y brota en la mirada. Mírame, que es para decirte cuanto te quiero.
Caen las hojas en otoño tapizando el suelo de lo que fue vida. Así también nos pasa el tiempo cayendo experiencias y recuerdos tapizando pasados por los que nunca podremos volver a transitar. Y en ese devenir de pensamientos te hallo en el presente cargado de sentimientos donde me doy cuenta que he vivido para encontrarte. Llevo sobre mi millones de historias que me hacen valorar el cariño que nos tenemos sin importar cuanto es el tiempo que haya pasado en nuestros cuerpos pues estaciones hay muchas pero solo hay una que es del amor. Y es en ella donde vivimos los dos.
El silencio en las caricias cuenta la entrega del sentimiento. Agradecer a los Cielos tenerte a mi lado y ser el receptor de tu cariño. Maravillarme con tu belleza, recorrer tu rostro y sentir que la vida se ha portado bien conmigo. Es tanto lo que te quiero que no me cabe en los versos ni en todo lo que escriba para expresar lo que siente mi pecho. Porque no es de la piel ni del corazón ni de la carne. Es desde el alma
Dulce, el sabor de tus labios cuando los acaricio con los míos. La intensidad del roce crea sensaciones que se transforman en ansias. Deseos de apretar tu espalda para meterte en mi pecho y recorrer todo tu cuerpo para sentirlo en las manos. Suaves los movimientos dándoles el tiempo para que reaccione cada poro y la piel se enloquezca arrancándole pasión y sentimiento. Y en el momento que decidas entregar el alma y el cuerpo, más suaves aún serán las caricias hasta que las sientas en el espíritu.
Te acariciaré con la palabra que sentirás por los ojos pues estará grabada en el pergamino del alma escrita con sangre de sentimiento. No solo diré lo que te quiero sino que te tocaré con todos mis sueños, mis fantasías, mis anhelos y la ansiedad que tengo de que estés en mi vida. Te acariciaré con la palabra escrita en cada verso y culminaré el poema con un dulce beso que sentirás en los labios porque en la piel, ya estará todo dicho.
Siento que vivo al recorrer tu cuerpo saboreando cada poro, robándote gemidos siendo dueño de los suspiros que me regalan sentimientos. Ser héroe de tu placer llevándolo al extremo pidiéndome que continúe porque no quieres volver. Y en el universo mágico de tu entrega vuelo contigo sin espera de que el momento acabe. Y tras llegar el instante clave donde estallan las ansias y los cuerpos se relajan tras tan grande aventura, comienza entre las miradas el acto del amor.
Siento los años en el cuerpo. Las intenciones ya no coinciden con los movimientos y tengo menos prisa para disfrutar la vida. Ya no quiero comerme al mundo sino gozar de las cosas pequeñas. La madurez que me regala el tiempo me da más momentos para pensar las respuestas. Y los sentimientos muestran su sensibilidad más intensa y el corazón se abre ante cada gesto como una sorpresa. Y ante este cuadro de la edad ganada, puedo decirte que te amo y darte las gracias porque a pesar de mis años, me sigues amando.
Hace frío en la casa. El calor de tu presencia se fue con el último beso y con la caricia que se perdió en el aire. Ya no es mi melodía preferida el trinar de las aves pues no puedo compartirla con el mismo sentimiento. Las flores, también lloran tu ausencia al no querer abrirse aunque el sol esté en lo alto. La alegría quedó dormida pues no tiene tu voz que le cante y mi alma, acongojada y triste, se queda con la angustia de seguirte amando.
Rugen los vientos, estremecen los truenos. Las mareas atacan las costas de nuestras vidas. Pero estando tu a mi abrazada somos dos para combatir las tormentas. No hay mares ni relámpagos que puedan contra nuestra fuerza pues no existe energía que pueda contra los cimientos del cariño. Y tu, amor mío, eres el motivo para ganar en esta brega. Seré tu espada y escudo y tu serás mi fuerza contra vientos y mareas porque al amor, merece darle la vida.
Concentrados en el fuego de la leña, compartimos el calor de nuestro cariño. Las llamaradas de la hoguera se tiñen del color de nuestras caricias. Y la pasión llega aunque el crudo invierno nos aprieta ante el fuego del hogar y lo ardiente de nuestras almas. Y es cuando el amor se queda sin palabras.
Despierto en la noche te sueño. No es tu imagen, son los sentimientos que estremecen la piel y se sienten en el pecho. Sensaciones que se preguntan el por qué de la distancia en vez de tenerte entre mis brazos cobijada. Y este abrazo de fantasía que mi mente divaga, pretende que en la noche llegue a lo más profundo de tu alma.
Se estremece mi alma cuando veo en tu mirada cuanto sientes y callas. El idioma del amor traduce los silencios en sentimientos haciendo inútiles las palabras al no poderse explicar. Cada caricia, cada gesto son estrofas de un poema que no se puede escribir. Y aquí, mis pobres versos desean decir lo que te quiero pero jamás llegarán a lo que expresa un beso. Y es mucho lo que lamento porque tan solo te amo.
Se posesionan las manos de tu rostro tratando de absorver con ellas toda tu belleza. La piel siente que vive en cada una de tus caricias y el espíritu se conmueve de tanto sentimiento. Es rey el silencio de esos momentos porque la magia del sentir calla las palabras. Y eres mía y soy tuyo fundidos entre abrazos, caricias, besos y miradas furtivas entregando las almas.
Inundados de amor están tus ojos y al mirarlos, me desangran el alma en sentimientos. Deseo apretarte entre mis brazos y regalarte todos mis silencios para que tu corazón sienta lo mucho que te quiero.
Sueño contigo aunque estés a mi lado y al despertar y te miro es como si continuase el sueño. La verdad del sentimiento es más grande que la fantasía. Y por ello, me apego a tu lado para que el calor de tu cuerpo me diga que estás soñando conmigo. Y entonces, te acaricio sin esperar tu respuesta porque en la imaginación de la vida tu eres la realidad que mi alma desea.
Toma mi mano, andemos. El camino de la vida es largo y deseo que lo hagamos juntos. La música de tu canto alegrará el recorrido y quizás con mi silbido pueda acompañarte. Hemos de desentonar seguro que muchas veces y nos causará sonrisas volver a comenzar. Haremos otra historia que todavía no está escrita pero a cada paso caerá un verso que le ponga rima dándonos las energías para seguir andando. Y así, entre rosas y espinas, atravesando los tiempos, llegaremos a los cielos que al fin es nuestro destino.
Surcan los cielos mis ansias impulsadas por un suspiro. Llegarán y golperán tu ventana para mostrarte que te traen cariño. Son muy rebeldes y hasta que les abras no dejarán de marcar su presencia. Son mudas, no dirán nada pero te entregarán un sin fin de caricias que tendrán el sello único que les puede poner mi alma.
Siente la piel tu ausencia haciendo que envejezca al correr de la distancia. Amarradas se quedan las caricias en mis manos y los besos, tan profundos y hoy lejanos, agrietan los labios al no tener el sabor de los tuyos. No puedo con la angustia de tanto que te amo. Necesito tenerte otra vez en mis brazos para calmar la agonía que sufre mi alma. Y te extraño, porque tu me das vida.