esta brutal borrasca.
Pueden más los vientos
sobre los pasos de la gente
que buscando dónde esconderse
del granizo y la tormenta
haciendo rato que no cesa
como un castigo a las almas.
Estruendos del viento furibundo
asustando a los sentidos humanos
a este clima no acostumbrados.
Rebasan las aguas el puerto.
Las naves halan los amarres
y los árboles se mecen
tratando de liberarse
de la tierra que aprisiona sus raíces.
No hay por donde mirar
pues hasta los vidrios
pueden ser un peligro
y las puertas golean
al cerrarse y al abrirse
sin que nada las contenga
en esta dura tormenta
con granizo, vientos y mareas,
truenos, relámpagos y centellas.
como bramando su poderío
sobre las locuras del hombre.
buscando quizás las almas
tal vez también para limpiarlas.
Daniel Valdman.
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