atormentadas por el Sol
que las dispersa.
Desaparecen hasta la tarde
volverán a reinar sobre la noche.
Y el cansancio buscará el reposo
haciendo cerrar los ojos
creando fantasías
que al despertar se olvidan
dejando la sensación de otra vida
que solo se encuentra
en la horizontabilidad del lecho.
Ya despierta el alba
mientras las aves cantan
dándole la bienvenida
a este nuevo día
deseando nuevas esperanzas
de encontrar pronto la comida
para así alimentar sus nidos.
Los cuerpos han reposado.
Las herramientas listas esperan
a quitarlas de su letargo
e iniciar nuevas tareas
comenzando por la siembra
de las semillas en el campo.
Ya ha pasado el arado.
La tierra está abierta
a la espera de cada grano
y la mano que las esparce
le pone un rezo a cada instante
deseando que algún día
se haga pan en la mesa.
Daniel Valdman.