Despierta

No se abren los cielos

en la fría mañana

mientras entre mantas abrigada

te defiendes ante el invierno.

Dulce placer es el lecho

a esta hora muy temprana

cuando aún los sueños no se acaban

y la pereza invita a seguir durmiendo.

Hace frío, no te levantes todavía

que te traeré el agua tibia

para tu té como desayuno

con una tostada humeante

de mucho amor y más cariño.

Escondes tu rostro en las sábanas,

te cuesta enfrentar el día

y el frío te intimida

por más calor que haya en el alma.

Vamos, se valiente, despierta

que el agua del té se enfría

aunque no tengas afanes todavía

y el lecho te tenga atrapada

no puedo abrazarte así tapada

y darte el beso de los buenos días.

Daniel Valdman.

Arenas

Esclavo soy
al poder de tus besos
que me llevan a otros universos
donde solo existen las almas.
Sensaciones poderosas
más fuertes que el deseo
donde el espíritu se escapa
abandonando el cuerpo
y la suavidad de tu piel
todo lo abarca.

Enredándome en tus cabellos

sin soltar esas amarras

navego por los sentimientos

en cada caricia sin palabras

tras todo lo que digan

esos celestiales silencios.

Y somos ángeles en la arena

repartiendo amor en cada estrella

que atestigua este romance

ante la luna llena

y los corazones palpitantes.

Daniel Valdman.

Pesadillas

Volví
porque perdido estaba
en el mundo de los sueños
de los cuales no recuerdo
por qué caminos he andado.

Brillantes colores

atravesaban mi mente

sin distinguir ningún paisaje

que pudiera guiarme

por la historia que no cuento.

Imposible hallar un rumbo

ante la sucesión de imágenes

que no me llevaban 

a ninguna parte

estando yo en medio de todo.

Y de repente un roce

con cariño extremo

que me decía tranquilo,

es solo un sueño,

estás conmigo.

Y amparado en tus pechos

me di cuenta

que llegué a mi destino.

Daniel Valdman.

Fe

Y vinieron los truenos
con su cantar de miedo
acompañados por las centellas
que iluminaron los cielos
mientras las hierbas de los campos
agradecían al universo
que les trajo las benditas aguas
para seguir con vida.
Se acabó el amarillo de la sequía.
Se volvió el paisaje verde
con sus flores renacidas
tras tanta sed padecida
secando también las raíces.

Se llenan los rostros de sonrisas.

Cunden plenas alegrías

al recibir las gotas de esperanzas

que a las mesas traerán comida

y a los abrevaderos el agua

por la que tanto se ha sufrido.

Mujen las bestias de contentas,

los perros se bañan junto con la gente

que se salpican y bailan

tras tantos tiempos de angustias.

Dieron los cielos su veredicto,

continuará la vida en la tierra.

Daniel Valdman.

Viento

Y volarán las palabras
por los cielos
tratando de hallar el nido
que tienes en el alma.

Llegarán calladas

juntando silencios

para no desperdiciarlas

recuperando sueños

aprisinándose valientes 

en la garganta.

Será la caricia del viento

que las lleve al destino

pára que las recibas con cariño

y acaricies cada letra

porque en cada una 

hay un beso

que en tus labios 

será un destello

de todo el sentimiento

que hasta hoy guardo.

Verás en los árboles

la danza de mis suspiros

deseando que atrapes

cada uno de los versos

que callo para no decirlos

solamente 

cuando lleguen a ese nido

que guardas 

en medio de tu pecho.

Daniel Valdman

Juntos

Llora sobre mi tus penas,
compartamos las alegrías
que los problemas de la vida
entre dos son la mitad 

lo que pesan.

No existen las angustias eternas

ni sinsabores insuperables.

Se abren todos los días las flores

aunque sepan que duran un instante

para que tus ojos sonrían

y puedas aspirar sus perfumes.

Y así,  caminando juntos la misma senda

te ayudaré a quitar las piedras

que entorpezcan tu camino

porque estando al lado mío

cada paso es el mismo

como es el mismo sol 

que a los dos ilumina.

Vamos, sigamos andando

que el futuro es aventura

y siempre el mañana

trae la esperanza

de que se sequen las lágrimas,

de que las tormentas se acaban

sabiendo que en la realidad

el amor todo lo puede.

Daniel Valdman.

Vida

Invaden las arenas las aguas
en danzas de olas con su propia música
mientras el cielo brillante de estrellas
es espectador de tanta belleza.

Hipnotizados mis ojos

no quieren abandonar el paisaje

en la oscura y clara noche

donde el mar se pierde en el horizonte

y la mente abandona los pensamientos.

Siento la libertad de estar solo

apropiándome del universo

con el concierto de las olas

y la playa abandonada de gente.

Me hago parte del infinito.

No soy nada y a la vez soy todo

sin importarme que me salpique el agua

ni tampoco que la Luna se esconda.

Mío es este paisaje

conque el mar se abraza con el cielo

y yo, en estado perplejo,

me dejo inundar por la vida.

Daniel Valdman.

Lunes

Se afana la gente

para cumplir sus labores.

No llega el transporte

mientras los minutos corren

y los pasajeros desesperan.

Los cuerpos se inquietan,

las filas no respetan

preparándose para atacar las puertas

apenas el bus aparezca

y ya se sientan en camino.

Lunes, semana de faenas

corriendo tras los horarios

que las obligaciones imperan

porque ya se acabó el descanso

aunque el cuerpo no lo sepa

y hay que llevar comida

al plato sobre la mesa.

Al músculo le cuesta

entrar en movimiento

queriendo seguir durmiendo

en el descanso del Domingo.

Pero es Lunes y la semana comienza

con la misma rutina de sus carreras,

los arriendos, los servicios,

los colegios

y sobre todo,

ese plato de comida

que debe llevarse a la mesa.

Daniel Valdman.

Hogar

En la fría noche de invierno

mientras la nieve sigue cayendo,

me acompaña el crepitar de los leños

dejándome llevar por la danza del fuego.

Hipnotizado entre rojos, amarillos y azules

la mente en blanco 

casi no distingue los colores

habiendo entrado en un letargo

donde todo es paz sin armonía.

Los pensamientos quedaron flotando

escondidos ante el tibio espectáculo

y el placer de tenerte a mi lado

disfrutando lo mismo que yo disfruto

con tu cabeza en mi falda

y en mis manos un abrazo

sin decir ninguna palabra,

en el silencio el crepitar de los leños

como si este instante fuera un sueño

del que no queremos despertarnos

y sentir así la vida

quemándonos el fuego de amarnos.

Daniel Valdman.

 

Distancias

La luz de tu voz
ilumina mi espíritu
haciendo que las distancias
sean más cortas
en los caminos del sentimiento.

No existen lejanías

atrapándote en mis sueños

y tu voz como melodía

hacen juntas la mejor sinfonía

que puedan alcanzar mis oídos.

Cada palabra es el justo tono

donde me hace sentir tu caricia

erizándome la piel con escucharte.

Porque no estás tan lejos,

pues de la mano llevas a mi alma

al sentirte tan cercana

creándome una sonrisa en los labios

y una enorme ansiedad de besarte.

Si, los cuerpos no están juntos

pero están unidos los corazones.

Daniel Valdman.

Motivos

Y vengo a ti
para saciar mi sed
en tus labios.  

Para cobijar mi alma

con el calor de tu abrazo

y para fundirme en tus ojos

hallando en ellos

el mejor de los paisajes.

Para escuchar la palabra sabia

y llenarme de cariño

en cada uno de tus mohínes

y comerme el lenguaje de tus manos

acentuando así el relato

cuando no te alcanza el vocabulario.

Si, vengo a ti

para sentir el palpitar de tu pecho

haciéndolo latir con el mío

porque ese es el motivo

de toda mi existencia.

Vengo a ti porque te amo

y sin ti, no existiría la vida.

Daniel Valdman.

Cuadro

Amanece y mi caricia
se instala en tus sueños

abrigando así tu descanso.

No quise darte un beso

aunque intenciones no me faltaron

para no arrebatarte de las fantasías

por las que seguro estárás volando.

Trazo las pinceladas en mi mente

del cuadro que estoy observando

compartiendo la paz de tu descanso

desde la distancia en mi sentimiento

suficiente para no tocarte,

haciéndote mía en un abrazo

imaginándome todos los versos

donde las palabras quieren cobijarte

creando un poema, 

imposible de explicarte

porque justo en este instante

mientras tus sueños vuelan

le doy gracias a los cielos 

el así amarte

acariciándote sin tocarte

y envolviéndote con mi alma.

Daniel Valdman.

Sensaciones

Se estremece la piel
al contacto con tu caricia
mientras los ojos se maravillan
al absorber tu mirada.

El corazón palpita
y la sangre brama

y las manos desesperadas

quieren apretarte en un abrazo.

El alma se escapa

tratando de envolverte

y no hay cuerpo que resista

controlar tanto sentimiento.

Liberadas las pasiones

sin encerrarse en un beso

solamente con las miradas

y el desespero de las almas

que se adueñaron de los corazones.

No hace falta más,

el amor ocupa todo el espacio

entre el café de por medio,

sobre la mesa cogidas las manos

y esa satisfacción inmensa

de sentir que nos amamos.

Daniel Valdman.

Noche

Siento tu respirar en mi pecho
mientras te hundes en los sueños
al que el cansancio te lleva.

Recibo el aroma de tu aliento

como si aspiráramos ambos

exactamente el mismo aire.

Y así es nuestra vida

como este abrazo en el lecho

mientras ya tu estás dormida

y mi sentimiento te invade

enredando mis dedos 

entre tus cabellos

tratando de entregarte 

lo mejor de mi

con esa simple caricia.

Quisiera que tu imaginación permita

hacerme partícipe de ese mundo

compartiendo las alas

de esas brillantes fantasías

volando muy juntos

sobre los caminos de la vida

en esta nave pequeña

donde se sostienen las cobijas

y el amor es una realidad

quizás tan grande como los sueños.

Daniel Valdman.

Cielo

Se vistieron de rojo las nubes

como haciéndole alfombra

al paso del Sol que sube

apropiándose del trono

que le pertenece.

Radiante, solemne,

rey del pequeño universo

que a nuestra vista aparece

en el marco azúl celeste

que lo llamamos cielo.

Y brilla la vida

bajo su luz incandecente

pintando de colores las flores

que alegran los jardines

y en el campo las silvestres

que duran poco pero viven.

Día de luz, de esperanzas

de que en esta mañana

tan brillantemente soleada

se esfumarán las penas,

habra sonrisas en las caras

y un plato de comida en las mesas.

Se vistieron de rojo las nubes

que poco a poco se vuelven rosadas

mientras la faena avanza

y una música se contagia

viniendo de la alegría en los corazones.

Y comparto contigo este sentimiento

porque estás a mi lado aunque no presente

llevándote conmigo en la mente

entre sueños y caricias

que nos esperan en la noche.

Daniel Valdman.

Caricia

Crece el Sol
en este nuevo día
iluminando las maravillas
que la Naturaleza ha creado.

Se escondieron las estrellas

tras el fulgor del gran astro

pero una sola ha quedado,

la que ilumina mi alma.

No hay más luz que la de tus ojos

ni mejor sonrisa que la de tu encanto

ni mayor suavidad que tus caricias

al posarse sobre mi rostro ya agrietado.

Si, porque los años pasan

y la piel se va marchitando.

Pero cuando tiendes tu mano

sobre mi mejilla,

todo el tiempo pasado

valió la pena para encontrarte.

Daniel Valdman.

Mañana

Comienzan las máquinas

a bramar sus movimientos.

Se despierta la ciudad

con carreras y apremios,

con chirridos y sirenas

y con el café afanado

bebiéndolo mientras se camina.

Disfrutas del lecho todavía

como sin querer 

despertarte de los sueños

navegando en la nave de las cobijas

mientras mejor te arropo

ayudándote a llegar a tu destino.

Y entre mohínes y suspiros

tomas mi mano 

para que acaricie tu cuerpo

tratando de convencerme

para que me recueste a tu lado.

Si, todavía es temprano,

el Sol se está despertando

inundándolo todo

con su color amarillo

y las flores se desperezan

mostrando su mejor belleza

para que las mires tras la ventana

y al tiempo, saludes al nuevo día.

Daniel Valdman.

Desierto

Hallé una brasa en el camino
siendo un lugar desierto.
Seguro que algún peregrino
quiso calentar su alimento.

Cuál será su aventura ?

Cuáles serán sus sueños?

O será que le sigo los pasos

a un caminante perdido ?

Por aquí no hay ningún destino

salvo el desierto solitario

o será que me estoy buscando

en un mar de fantasía ?

Los oasis están lejanos

y temo encontrarme en un delirio

que me aleje del destino

por el cual sigo andando.

A lo lejos, muy a lo lejos veo algo.

Quizás sea el caminante

que va delante mío

o sea un espejismo

traido por la sed y las ansias.

Ya estoy llegando.

Lo que veía a lo lejos

ya no está por ningún lado.

Y bajo este calor casi insoportable

solo a rastras sigo avanzando.

De pronto una voz me llega al oído

diciéndomé que en esta estación 

debemos bajarnos

pues es la última del recorrido

y todo lo demás que he vivido

fue una simple ilusión,

un sueño o una pesadilla

o quizás, una advertencia del destino

que me queda por conquistarla.

Daniel Valdman.

 

Hoja en blanco

Sentado frente al teclado,

con el café a la mano

me sumerjo en los recuerdos

atenazados en el tiempo.

Hace cuanto ya de tanto.

Cuantas aventuras, 

cuantos misterios.......

Si hubiera hecho esto

en vez de aquello.

O si hibiera dicho esto 

en vez de guardar silencio........

O si hubiera aceptado

alguna de las propuestas

que se me han dado.....

O si hubiera, ya no pienso

en las tantas veces

que me he equivocado.

Y asi con los errores

en las encrucijadas que he abordado,

aún sigo de pié y andando

disfrutando de la vida

entre verdades y mentiras

que el mundo me está obsequiando,

siguiendo firme a los principios

con los que he sobrevivido

rindiéndome siempre al amor

al que doy y que me han dado.

Daniel Valdman.

 

Tren

El traqueteo del tren
me hace soñar tras la ventana
con su monótona música
y con los vidrios que se empañan.

Vuelo por horizontes desconocidos

deseando que el camino

se haga más corto y preciso

para encontrarme con tu caricia.

Deseo tu bienvenida

con una sonrisa en la cara,

con los brazos extendidos

haciéndome sentir el alivio

de que al fin he llegado.

Cuanto ansío ese momento

para decirte que te quiero

quizás con un ramo marchito

llevado en mis manos 

desde hace muchos años.

Se que me estás esperando

en la estación llena de gente

tratando de encontrarme

apenas llegue el tren a destino.

Y sigo soñando con ese instante

con el traqueteo del tren,

con los vidrios empañados

y con la bienvenida entre tus brazos

deseando que la vida

no vuelva a separarnos.

Daniel Valdman.

Desierto.

Mustias las hojas

que por más amor 

que se les ponga

no recobran la vida

y solas en si se enroscan

como ya dando 

el último suspiro.

Mugen y relinchan los animales

al no encontrar alimento ni agua

y el pobre humano

solución alguna no halla

sin tener fruto de su trabajo

entre tanto sol y sequía

Los abrevaderos vacíos,

no hay nubes en los cielos

borrando las esperanzas

de que alguna gota caiga

antes de que llegue el invierno.

Lo único que existe 

es sol y viento

aumentando así el tormento

de lo poco que tenga vida.

No hay pozo que no se haya hecho

ni ruego que no se haya dicho

mientras la tierra se agrieta

dejando en su vacío

un doloroso desierto.

Daniel Valdman.

Hambre

Árida está la tierra.
Impredecible la cosecha
por las lluvias que no llegan
y los frutos nacen pobres
por la falta de tormentas.

Cavan los animales

buscando hierbas frescas

y la humanidad con sus palas

trata de llegar a la humedad

que se esconde.

Dura lucha 

que va perdiendo esperanzas.

Las mesas cada vez más vacías

porque no hay siembras ni cosechas

y el rocío no alcanza

pues se evapora antes 

de tocar los campos.

No hay rezos que valgan

ni súplicas con promesas.

Solamente un sol radiante

que a las semillas seca

y el sudor por más que se gaste

hace inútiles los sueños

de quienes labran la tierra.

Algún día, algún día

caerá la lluvia fresca

inundando los ríos y cañadas

alegrando las almas

de los que tanto han implorado

para llenar sus mesas y cocinas

alimentando al labrador

y a las ciudades

y sobre todo saciar el hambre

que nosotros mismos

hemos creado.

Daniel Valdman.

 

Sueño

Y volarán como en un sueño
las caricias y los besos
sintiendo que nuestras almas
flotan sobre los cuerpos

asfixiando nuestros labios

en infinidad de te quieros

ahogados en los silencios

que producen los sentimientos.

Desaparecerán los pudores,

todo estará permitido,

bastarán los latidos

en vez de las palabras

mientras la piel haga su magia

y los ojos se cierren

al recibir tantas sensaciones.

Lecho de amor y emociones

con sabor a dulces encantos

es el sueño que te ragalo

mientras lo soñemos despiertos

y sabrán los espíritus

cuanto es lo que te amo.

Daniel Valdman.

Margaritas

Para verte
recorrí los campos
buscando la flor silvestre
que dibuje en ti una sonrisa
regalándome la alegría
de encontrarte feliz y contenta.

Anduve por cerros y praderas.

Crucé montes y selvas

sin hallar lo que buscaba.

Tenía que ser hermosa,

más hermosa que tu mirada

y más suave que tu caricia.

Me encontré con margaritas

para que tu las deshojaras

y que siempre te de el me quiere

en cada pétalo que arrancaras.

Pensé en la alegría de tu cara

siendo dueña de tanta sorpresa

y que una flor sería poco

para descubrir mi sentimiento.

No corté las margaritas,

mi corazón no lo dejaba

y se creó una flor en mis labios

diciéndote que te amo

con todas las flores de la pradera

mientras el sol las iluminaba

y mi alma puesta en ellas

entregándotelas en un abrazo.

Daniel Valdman.

Museo

Se posa en cada rama
el ave de mi infancia
sobre el árbol de los recuerdos
que va creciendo en mi mente.

Pantalones cortos y alpargatas

gastando más rodillas que tela

y cada herida aparecida

era una medalla

en las batallas de los juegos.

Imitando a los vaqueros y los indios,

eramos más indios que vaqueros

y la pintura con que pintábamos las caras

tardaba más de una semana

y así repetíamos las andanzas

mientras nuestros padres nos fregaban

tratando de retirarlas

sin lograr su objetivo

por más jabón que se usara.

El carnaval de la infancia

era todos los días

sin tener una fecha fija

en las hojas del calendario.

Trepar a los árboles,

correr en bicicleta,

no faltaba el trompo o las canicas

ni las figuritas para tumbar el espejo.

Si, qué lejos estamos de aquellos tiempos

cuando solo se iba al cine

el día de las damas

porque pasaban dos con una entrada

sin importar la película que dieran.

Y todo ello está guardado

en el museo de los recuerdos

que recorro de vez en cuando

como para contarle a mis nietos

lo felices que fuimos

cuando nuestro patio eran las calles.

Daniel Valdman.

Temblor

Tirita el sentimiento
al acercarte
y teniéndote delante
sin más miedos
debo de abrazarte
para contagiarte
el desespero de mis latidos.

Se atragantan las palabras.

El nudo en la garganta

atrapa las sensaciones

que no pueden explicarse

y los ojos se hunden en los tuyos

diciéndote todo

lo que la voz calla.

Tendrás que notar mi angustia

al saber que te quiero,

que por un beso me muero

que será irremediable

porque este tiritar del sentimiento

ya me resulta inaguantable

y solo falta que estalle

todo lo que cargo en el pecho.

Y de verdad, 

la Luna no puedo ofrecerte

porque tu eres todo mi cielo.

Daniel Valdman.

Juicio

Como una cinta fotográfica

refleja el espejo

los acontecimientos de la vida.

La mirada profunda a los ojos

que casi núnca se hace

quizás por temor a las culpas.

Duele recordar los errores y fracasos,

esos que dejaron marcas

en el rostro y en el alma

que no cubren las alegrías pasadas

ni la pasión de los amores

en juventudes ya tan perdidas.

La cobardía del juicio a uno mismo

siendo el fiscal principal personaje

delata lo que siempre se oculta

buscando algún otro culpable

para que el dolor que se sufre

no sea tan fuerte ni profundo

y en cierta manera, declararse inocente.

Y al fin, tratando de no ver

esa imagen que entrega el espejo,

se decide que lo hecho está hecho,

el pasado es incambiable

y entre sentirse inocente o culpable

con un lavado de cara

se enfrenta al nuevo día.

Daniel Valdman.

Devenires

Varado en devenires
como las olas del mar
suben y bajan
pero lo bueno de esas aguas
es que siempre llegan a la costa.

Conocen bien el camino

recorriéndolo al mismo ritmo

más fuerte o más debil

según la nota de su sinfonía.

Son las vueltas que da la vida,

a veces con angustias

y otras tantas con alegrías.

Y así como el mar no se detiene

tampoco el calendario día tras día

impulsando nuevos sueños,

soplando muchas esperanzas

porque nunca son 

las mismas aguas

las que mueven las olas.

Y se aguarda el mañana

en que se alise la arena

y poder recorrer la playa

sin puertas ni barreras

teniendo el horizonte

como única meta

donde el sol el alma calienta

dándole más fuerza

a la huella

que se marca en la arena.

Daniel Valdman.