refleja el espejo
los acontecimientos de la vida.
La mirada profunda a los ojos
que casi núnca se hace
quizás por temor a las culpas.
Duele recordar los errores y fracasos,
esos que dejaron marcas
en el rostro y en el alma
que no cubren las alegrías pasadas
ni la pasión de los amores
en juventudes ya tan perdidas.
La cobardía del juicio a uno mismo
siendo el fiscal principal personaje
delata lo que siempre se oculta
buscando algún otro culpable
para que el dolor que se sufre
no sea tan fuerte ni profundo
y en cierta manera, declararse inocente.
Y al fin, tratando de no ver
esa imagen que entrega el espejo,
se decide que lo hecho está hecho,
el pasado es incambiable
y entre sentirse inocente o culpable
con un lavado de cara
se enfrenta al nuevo día.
Daniel Valdman.
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