y cuando te descubro
una sonrisa florece en tus labios
como acariciándome las mejillas
y un te quiero callado
se mete en mi alma
guardando el abrazo
cohibido por la distancia.
Un amor de miradas
mientras mudas las palabras
le abren el espacio a un suspiro.
Al acercarme a ti
extiendes los brazos
preparando el abrazo
que mi espíritu está deseando
para sentir juntos los latidos
de dos corazones metidos en uno.
No existe amanecer
sin tu picardía
haciendo de la travesura
toda una aventura
regalándome los soles
de tu sentimiento.
Daniel Valdman.
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