escondida tras una sonrisa
espiándome por el filo de las cobijas,
con los ojos semi cerrados
ocultando una mirada pícara.
Te causaba gracia
ver como te buscaba
hasta debajo de la cama
sabiendo que en mis vueltas
no te encontraría.
No quería abrir las mantas
para que sigas con tu alegría
mientras yo deseaba tu mejilla
para darte el beeso
de los buenos días.
No remoloneabas ni te movías.
Apenas respirabas
haciéndote la dormida
para que te siga buscando
y decirte que al hallarte
no te soltaré en toda la vida.
Daniel Valdman.
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