y la placidéz de la cama
incita a no levantarse.
El mundo de los sueños
sigue estando activo
y la voluntad desea
mantenerse en el calor de las cobijas.
La prisa de la rutina
está golpeando las puertas
y son débiles las fuerzas
para levantarse a abrirlas.
Porque la realidad no es un sueño
y los sueños, son una maravilla.
Daniel Valdman.
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