y ya no lo corro.
La importancia de las cosas
se va diluyendo
y ya muchos años tengo
como para ir tras ellas.
Solo quiero la paz
que me dan tus brazos
y la comprención infinita
que le das a mis pensamientos.
No puedo retrasar el reloj
y mucho menos el calendario.
Pero como si fuera aún joven,
te sigo amando
aunque mi piel esté curtida
y tenga asperas las manos.
El tiempo pasa
y ya hice demasiadas corridas.
El cuerpo está cansado
y el sentimiento ilusionado
con aspirar tu perfume,
en hundirme en tus ojos claros
y saborear el dulzor de tus labios.
Si, no somos los mismos de antaño,
pero tener entre las mías tus manos
no importa las juventudes que se han ido
pues el tiempo no tiene retorno
y cada día, más te amo.
Daniel Valdman.
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