por la tersa piel de tu espalda
creando los suspiros y gemidos
que de satisfacción se te escapan.
El goce de compartir el lecho
entre sueños y caricias,
sin imaginarnos más
que esta realidad que vivimos.
No hacen falta palabras,
en las miradas está todo dicho
y en ese beso robado
desde la profundidad del alma
da cuenta del sentimiento
que alborota los cuerpos
prolongando eternamente el romance.
No importa si es noche o día,
no tienen tiempo las caricias
y la creación es toda nuestra,
así, mirándonos con ternura
deseando que jamás acabe
la magia de este momento.
Daniel Valdman.
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