en un atardecer cualquiera.
Iban apareciendo las estrellas
mientras el Sol se escondía
en un sufrido ocaso.
Así es la vida
con otro bello día
que se sumará a mi historia,
sin penas, sin glorias
pero con la conciencia limpia
en el echo de haber cumplido.
Voy dejando mi herencia
que no es mucha ni poca
antes que llegue la noche
y borre todos los colores
al llevarse la luz del día.
Quizás entre las estrellas
alguien me recuerde
con una mesa de café
y muchas fantasías
hablando de filosofías
que al final, nadie entiende.
Obras realizadas, versos perdidos
y caricias infinitas
que jamás llegarán al olvido.
El placer de amar
entregando siempre el alma
con una rosa o con una palabra
o con la caricia improvisada
bordada de sentimiento.
Llegó el ocaso,
el Sol se esconde
y me dejo llevar por las olas
en esta playa solitaria.
Daniel Valdman.
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