que va desnudando
el futuro de los nidos.
No se escucha de las aves su trino
pues la crueldad del otoño
las obliga a buscar otro cobijo.
Y así, cambiando de estaciones
transita la vida.
Pero en el jardín que sembramos
con tanto amor y alegría,
siguen los capullos floreciendo
como si fueran besos
que nos regalan a la vista,
porque cada vez que los acaricias
sienten el mismo amor
que yo por ti siento.
Y en el jardín de nuestro sentimiento,
entre tu sonrisa y mis silencios,
por más que soplen los vientos,
entre tus brazos, siempre será primavera.
Daniel Valdman
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