Dios le permitió ser nube.
Quería campos renacidos,
Dios le permitió ser lluvia.
Quería ir y no volver,
la dejó que fuera río.
Quería ver tierras lejanas
...la dejó que fuera mar.
Y la dejó ser cascada
cuando ella quiso cantar.
Para escapar de lo oscuro
la dejó ser manantial.
Y ser laguna tranquila
por si quería descansar.
Era una niña traviesa
y pudo ser nieve, escarcha.
Lago, niebla, arco iris
y rocío en la mañana.
Y cuando hablaron del hombre
de su soberbia y su rabia.
De los que hacen maravillas
y los que hacen cosas malas.
Dios la bendijo en silencio
y le permitió ser lágrima.
Bravo Nora, tu poesía es la vida
ResponderEliminaren todo su esplendor...
Para mi, esta poesía es reina porque realmente, va al lecho de donde nace la vida en todas sus formas y colores. La exquisitez del escrito muestra la imagen a los ojos, de la Creación. Gracias Nora
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