Puede la caricia suave llegar a extremos impensables con la sola intención de entregar lo que se siente. Puede el beso sutil enervar toda la sangre sin querer dar pasión, solo la emoción de entregar el sentimiento. Y cuando la palabra muda hace flotar en el aire las ansias espirituales que dos cuerpos aprisionan, se inicia la magia loca de mezclar almas, cuerpos, sentimientos y ansiedades. Y dejamos de ser nosotros para crear un nuevo ser, con dos corazones, muchas palpitaciones buscando un nuevo amanecer. Somos dos almas en un solo amor.
Te hablaré desde el pecho con palabras sencillas para decirte que en mi vida no todo fue color de rosa. Hubo nubarrones y tormentas y precipicios profundos. Pero la vida recompensa y te puso en mi camino señalándome que el destino estaba en tus ojos mar. Y me entregué a tus caricias y los cielos se aclararon. Se alisaron los senderos y florecieron los campos. Nuevos soles amanecieron y en el fondo de mi pecho se hizo el espacio para tu alma. Vives en mi como luminaria despojando las tinieblas que a mi espíritu abarcaban y devolviste el amor que hacía tanto aguardaba. Hoy, no te hablo desde la palabra, ni desde la caricia, ni desde los besos, esos, que tanto anhelo, porque mi sentir no está en la sangre, ni siquiera en el cuerpo. Está en la nube de los tiempos como si fuera tuyo desde siempre.
La lluvia marca tu ausencia trayéndome la nostalgia cuando entre caricias, no sentimos las tormentas. Cobijándose nuestras almas entre apasionados cuerpos y mientras el sabor de los besos endulzaba el ambiente. Sin velas ni candiles, solo con la luz del sentimiento explorando los caminos para llegar al mismo encuentro. Imaginando las miradas en ojos ciegos con luz apagada, sintiendo explotar las almas de tanta pasión y ansiedades. Poseernos la única idea que mas que un pensamiento era necesidad plena. Respirar de tus suspiros, erizarme la piel con tus caricias y volar por mundos desconocidos en ese instante de entrega. La lluvia marca tu ausencia y la nostalgia te extraña.
Surcan los rayos en el cielo retumbando furiosa la tormenta. Cada trueno, cada centella, asegura los pasares de malos momentos. Y estás tu, acurrucada y escondida en mi pecho combinando el calor que doy y recibo. Entonces la paz vuelve y la tormenta no importa. La esperanza en el aire flota de poder sanear adversidades. Con solo tu caricia y una palabra graciosa, cambia el cielo, se van las nubes y vuelve a brillar el sol en esta fantasía de vivir. Siento tu calor y se que todo es posible. Porque el amor que te tengo puede mas que los huracanes.
Cuando navego por tu cuerpo recorriendo cada pliegue siento que eres el mar que me lleva a las aventuras de sensaciones. Fluyen las ansias de tenerte solo para acariciarte y sentir la brisa amable de tus suspiros en el goce. Tener tus manos en mi espalda, sumergir tus dedos en la nuca alborota mas la sangre y pierde la noción mi mente loca. Eres la sirena que me tiene atrapado en el canto del amor del que no quiero zafarme. Y pido mas amarres que me aten a tu boca, aunque naufrague en tu lecho, porque la vida es corta y si me llega la hora ahogado en tus caricias, se que cumplí la premisa de ser feliz al conquistarte.
Cuanto amor hay en tu mirada que mis ansias no alcanzan a controlarse. Quiero comerme a besos tu cara y estrecharte en un abrazo para que conozcas lo que siento. No son suficientes las expresiones del cuerpo que nacen del sentir mas profundo. Es un mar de anhelos, que sofocan el espíritu y quieren compartir contigo el sentimiento. No son suficientes las palabras, ni tampoco los gestos. Es todo un universo que se abre a tu mirada. Tanta paz, tanta calma y a la vez el bullir de la sangre que clama. Es que te quiero toda, en cuerpo y alma.
Beberé de tu cántaro sin descaro, absorbiendo cada gota que de tu ser fluya. Te sentiré infinita volando a la aventura de entregar los sentimientos que sin saber tenías. Por ese instante has de ser mía que como comandante te guiaré en el vuelo y luego volveré a entregarte para que sea tuyo todo lo que sientas. Y vendrás a mi apretándome la espalda con las uñas como garras compartiendo ese viaje que sin rumbo ni paisaje lleva al universo donde ya no existen cuerpos, solamente almas.
Te he de proponer que no hablemos. Que frente a frente nos sentemos y que a las miradas dejemos que se digan sus palabras. Soltemos las manos y que se cuenten sus caricias y si cerrásemos los ojos será la señal de que hablan las almas. No te acobardes, es una propuesta sencilla que te invita a descubrir el mas profundo sentir que tu cuerpo abarca. No digas nada, que se callen las palabras y volvamos a las miradas, a las manos y sus caricias y a la razón de la vida que nos espera y nos junta para realizarla.
Se eriza la piel al escucharte y las ansias vuelan queriéndote atrapar en un abrazo. Fuerte, suave, para que sientas mis manos queriendo acariciar tu alma. Para que te sepas protegida, amparada y para que acompañes mis sueños. Escucho tu voz y vuelo por senderos del amor jamás transitados. Y se me infla el pecho como que quieren salir todos los sentimientos que tengo acumulados para darte.
Pienso en ti y quisiera escribirte lo que en el corazón siento. Me es imposible porque me lleno de sensaciones de las que no encuentro palabras. Las caricias, las miradas y esos besos infinitos que aún recorren mi alma. El calor de tu cuerpo que en este momento eriza mi piel y esos profundos silencios donde solo nos contemplamos felices y agotados de habernos entregado todo. Pienso en ti y es mucho mas que historia porque la siento viva ahora a pesar que la soledad me acompaña mientras el juego de la mente me llene de tu presencia. Estás aquí, en todo el ambiente, con el perfume, con el canto y con la sonrisa permanente que llena de felicidad mi alma y que me trae la calma en momentos inciertos. Pienso en ti y se que nunca te has ido.
No he de pedirte permiso. Me meteré en tu cuerpo convenciéndote con caricias. Y si tu negación es grande, buscaré el arma de los besos. No quiero la prepotencia que somete a la carne. Quiero llegar hasta los huesos para conquistar el alma. Llenarla de arrullos, sentir como vuela en la pasión inmensa, en la sensación infinita sintiendo el amor mas puro que pueda brindar el espíritu. No me alcanza tus ojos, quiero tu mirada que me pide apasionada otra entrega de besos para tu, meterte en mi alma. Y yo, sin negarme el corazón te abro pidiéndote que entres, que te adueñes de todos mis sentidos y que en un abrazo unidos volemos por inmensidades, de lunas, de soles, de paisajes celestiales donde solo llegan las almas cuando están enamoradas.
Volveremos a las manos que guardan mil caricias y en un estrecho abrazo sentirás el placer de saberte solo mía. Nos fundiremos en los besos que hace tanto aguardan llegar a este momento donde la verdad de las almas clama. Y seremos uno en el mar de los sueños y estaremos atrapados por cadenas invisibles hechas de amor, pasión y locura como jamás nunca estuvimos encadenados. Es tu cariño, tu mirada. Son mis ansias de tenerte y decirte frente a frente con muchos silencios delante, lo hermoso que es quererte y cuanto bien a mi alma le haces. Te amo, y eso, es incambiable.
He de volar sobre ti y apenas sentirás el susurro de las plumas al acariciarte. Querrás volar conmigo y te daré la bienvenida y haremos círculos en el cielo y piruetas de romance. Seremos dos aves juntas en el firmamento buscando el amor eterno que solo tienen los ángeles. Tendremos todo el tiempo que la vida nos depare entre caricias, besos y vuelos sintiendo la felicidad rebosante. Es lo que te propongo para iniciar los nuevos sueños, entre tu fantasía y mis versos apoderarnos del firmamento y volar por los sentimientos que solo en las almas cabe.
Pueden decirte las caricias lo que no pueden las palabras y puede un beso expresarte lo profundo que hay en el alma. Pero mas te dice mi silencio cuando me hundo en tu mirada. Porque te da la calma que el espíritu no conoce aunque en mi pecho bulla la desesperación de abrazarte, de poseerte, de amarte que la mantengo contenida para con los ojos acariciarte. Deja que te mire, dejate mirarte y así en mis sueños guardarte para que esta pasión dure toda la vida.
Te necesito porque es mucho el daño que se hace contra la vida y es en tu sonrisa donde encuentro reparo. Luchar contra el mundo me tiene agotado y las sensaciones cruzadas no me dan descanso. Te necesito, porque en tus caricias hallo la bondad que la bala acaba. La ilusión que mañana habrá alguien que acompañe a la noble causa de un futuro mejor. Y es en tus ojos donde encuentro el poder de la esperanza. Las máquinas arrasan todo, se inundan los campos con aguas salobres. La ambición del hombre ya no tiene reparo y es justo entre tus brazos donde calma su furor mi espíritu. Si, te necesito porque juntos haremos el gran cambio, yo escribiendo y tu amando. Y así, luchando y soñando quizás logremos cambiar el destino.
Te tengo entre mis brazos cobijada, apretada contra mi pecho, dándome la espalda, tras la fragosa entrega de todos los sentimientos. Mis manos en tus senos acariciando la vida que juntos compartida hacen de ella un sueño. Y es paz y es armonía. Y me entrego a la satisfacción de que estás conmigo; en ese instante, en el momento preciso donde el amor puedo darte que inunda todos mis sentidos. Entre tu y yo está la magia que desaparece al mundo y creamos otros universos con renovadas fantasías, inventando otros sueños que se condensan en el beso que le doy a tu cuello y a tu mejilla. Y soy feliz.
Cuando entro en ti, viajo al infinito, sin tiempo ni distancias. Penetro al mundo del cariño donde todas las caricias no bastan. Juegan las almas a atraparse en danzas diáfanas, sin música ni cuerpos, seres de colores transparentes que se enroscan, vuelan y se sienten en el paisaje del universo. Somos estrellas fugaces y aveces también cometas. O somos almas inquietas que por querernos fabricamos paraísos. Somos ángeles vestidos únicamente con sentimientos haciendo realidad el sueño del amor puro e indefinido. Somos todo eso, y si fuéramos mas, ya no existiríamos, porque el amor todo lo puede inclusive, conquistar el infinito.
Me quedé fuera mirando el cielo y sentí que la noche buscaba tu presencia. Titilaban constantes cada una de las estrellas como llamándote a gritos en este inmaculado silencio. Porque no estás para decirte que te quiero ni para recibir ninguno de mis besos. Entonces, te entrego mis caricias en estos humildes versos para que la luna y las estrellas te las den en el camino y recibas así el cariño que mi alma por ti siente. Mas profundo que el mar, mucho mas que el abismo y las constelaciones me dicen que de noche, cuando te escribo, se llevan las palabras para ponerlas en tu cielo.
Quieren atraparte mis manos mientras vuelves en el recuerdo y desesperan las ansias que tengo solamente de mirarte. Ver tus ojos, sentir tu aliento y el suave roce de tu piel en lo mas profundo de mi espíritu. Quiere la nostalgia traidora traerte en fiel regreso que enturbia mi cien, que hace mas grande el deseo y que al despertar del sueño encuentre vacíos mis brazos. Si, es cierto, te extraño, pero no para llenarte de besos ni para navegar en ti con miles de caricias. Te extraño para saberte a mi lado, al alcance de mi mano o solamente, por sentirte en el alma.
Escucho tu voz y vienen a mi mente sentimientos de adolescentes que siglos hace, no sentía. Se me eriza la piel, me mariposea el vientre y una sensación de placer con escucharte, simplemente. Vuelan nítidas fantasias entre vocales y consonantes siendo música de otras partes a donde mi razón no llega, pero me transporta, me eleva y me hace sentir en el amor un sencillo principiante. Es el sentir del corazón abierto que espera de alguna vez, el encuentro y contarte todo esto que invade mis sentidos. Quizás, no necesite mucho, tan solo un momento para tomarte de la mano y estando muy apretados, iniciar el sendero de la vida, juntos.
Aveces, son las distancias las que nos marcan el sentimiento. Saberte lejos, sin tus besos, reavivan sin querer la nostalgia. Y aún, antes de que te vayas, como nunca te extraño. No poder escucharte, me hacen mas falta tus palabras y el silencio entre miradas que por un tiempo, no podré verla. Vacíos mis brazos te reclaman no solo para abrazarte sino, para el calor de ti robarte y sentirme cobijado en tus caricias. Se que volverás porque te estaré esperando siendo mi alma tu arribo, mi corazón tu destino por mas lejos que vayas. Y aún así, aunque estés conmigo, será tanto mi deseo que teniéndote entre mis brazos, igual, te seguiré extrañando.
La paz, no está en el ambiente. Vive en el fondo de tus ojos y en el estremecimiento de tu piel cada vez que la acaricio. De allí surgen los paisajes, los prados con sus flores y esa música celestial que hace vibrar los labios en interminables besos. La paz no está en las armas que se utilizan en la batalla ni en las plazas de la política. Se encuentra entre la ternura con que me dices tus cosas y en el oído atento con que te escucho. Está en cada goce de tu cuerpo y en cada palpitar de mi espíritu. La paz es cuando nos olvidamos del mundo para hundirnos entre nuestras caricias sabiendo que el tiempo corre y del que ya mucho no tenemos. Es amarnos como nunca, es querernos como siempre porque no sabemos qué día ha de ser el último. La paz está en tus ojos que conquistan mi alma.
Veo tus ojos y se me ocurre el futuro inmediato. La necesidad de comprenderte, que te sientas amparada y la caricia tenue que seque tus lágrimas. Me hundo en tu mirada queriendo abrazarte suavizando las angustias que rondan tu mente. Quizás mi corazón valiente pueda mas que las manos que en un fuerte abrazo de mi amor pueda contagiarte y así sonreírle a la vida por mas tormentas que traiga. Quiere mi espíritu apretar tu alma diciéndote lo bella que es la luz de tu mirada, lo feliz que me haces, de cómo ansío tu sonrisa dorada y que los sueños están para realizarse. Que no tengas miedo, el futuro está adelante y que hoy entre mis brazos serás reina de mi ser, con la locura palpitante de este humilde poeta que solo tiene ilusiones para darte.
La casita blanca con sus tejas rojas no tiene dirección, está en mi alma. Es la que te aguarda y mantengo limpia para que cuando vengas halles la paz que te falta y la sensación de sentirte protegida. La cuido para ti porque de la casa eres la ama y yo, intruso habitante, la lleno de amor constante para que cuando entres, nunca te vayas. Así pago mi existencia con el valor del sentimiento, que nunca fue tan bello ni profundo ni sincero tratando de conquistar tu presencia. El huerto y el jardín se alegran cada vez que los riego con tus sonrisas que las junto todas en el recuerdo y las entrego a las flores que tu acaricias. Este es el lugar que te ofrezco, una casita blanca, con tejas rojas.