atrae muchos recuerdos,
quizás sea la ropa de invierno
o quizás las ausencias
del calor en las caricias.
Remembranzas del pasado dulce
como los labios con sabor a manzana
o el perfume de unos cabellos
que no se irá por la mañana.
No es tristeza, es nostalgia
que a esta edad avanzada
está muy lejos de revivirla.
Ya han pasado los años
y los amores han cambiado.
No somos los mismos de antes
cuando corríamos por los parques
o nos llenábamos las caras
con algodón de azucar.
Tiempos bellos aquellos
con el futuro por delante
sin importarnos el mañana
que hace rato ya ha pasado
mientras la vida y las circunstancias
sin querer nos fueron alejando.
El baúl de los recuerdos
se mantiene abierto
como demostrándo en su vientre
todo lo que se ha vivido.
Daniel Valdman.
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