hacen festival de colores
en la noche
marcando hacia donde van,
mostrando de donde vienen.
El peligro sigue latente
y no podemos dormirnos.
Quieren manejar nuestro destino
jugando así con la muerte.
Son poderosos, no hay duda de ello.
Pero nunca creyeron
que podíamos detenerlos
y que la invasión de un día
les llevaría tanto tiempo.
No les importa
sembrar los campos con vidas
porque su orgullo está quebrado
y envían a jóvenes inocentes
a conquistar lo que ellos no han logrado.
Cada uno de nuestros soldados
vale por tres de los que mandan al sacrificio
y siguen sin importarles los caídos
alegando que ello estaba calculado.
Qué triste es la arrogancia
que deja en una batalla
tantos sueños, tantas esperanzas
de una generación que no sabe
por qué está regalando la vida.
Y así es amada mía
todo el dolor que me causa.
Daniel Valdman.
