sábado, 3 de enero de 2015

Experiencia

No se enamora de un rostro,
sino de una expresión.
De los gestos, de las palabras.
De los sentimientos que se reciben
y que obligan sin querer, a dar.
De las sonrisas, del llanto.
De la forma en compartir
y de la comprensión.
Se enamora sin darse cuenta
hasta que su corazón le dice
no la puedes dejar,
porque para seguir latiendo la necesita,
porque de su vida es la otra mitad.
No se enamora de un rostro,
lo que se ama es el alma.
Daniel Valdman