jueves, 14 de abril de 2022

Santidad

No hay religión en el combate,
la única fe es la vida
escapando a las balas asesinas
que tratan de ocupar nuestros lugares.
Sin compación ni clemencia
se pone el blanco en la mira
deseando que la herida
sea de lo más profunda.
Y así debo hacerlo
pues el enemigo
quiere hacerlo conmigo
y no quiero ser
la víctima de su arma.
Es muy larga esta batalla,
no hay tiempo ni para la comida
y las tropas se desplazan
para no entregar la ciudad vencida.
Un paso más hacia adelante
y cada vez  que se avanza
aparecen los cuerpos
de los que fueron combatientes.
Y con más razón
tu me haces falta
para liberarme de este infierno
que nos hiere y nos mata
y llenarme de caricias
para darle fuerza a mi alma.
Y si en algún momento
me toca la partida
quiero irme con tu cara
puesta en mi pensamiento
y que así sea 
lo último que vea.
Daniel Valdman.