tus caricias.
Calla el barullo,
desaparecen las tormentas
y el roce de tus manos hace
que el sol brille
desvaneciendo las tinieblas.
Cuánto amor
irradia tu mirada
que mi espíritu aventurero
sabe que es el puerto
de su llegada.
Entonces, no puede más mi alma
que apretarte en un abrazo
para que ese instante
nunca se vaya.
Y hacer eterno el beso
quizás por compartir
el agradecimiento al cielo
de saber lo que me amas.