Me quedé en el atardecer
cuando juntos de la mano
veíamos el ocaso
tiñendo todo de dorado
y de sueños volando
mientras el sol se escondía.
Me quedé con la mirada perdida
en el horizonte lejano
sintiendo que nos amamos
sin siquiera mirarnos,
sin decirnos nada,
solamente respetando
lo que nuestros ojos veían.
Te sentí tan dentro mío
con tan grande cariño
haciendo de nuestras almas
gran parte del universo.
El sol, el silencio, el ocaso
y ese estremecedor abrazo
que se dan los enamorados
mientras un profundo beso
llamaba a las estrellas,
a las que tu me llevas
de tanto que te amo.
Me quedé en el ocaso
y te llevo conmigo.
Daniel Valdman
