domingo, 8 de octubre de 2017

Amos

Se paró el mundo.
El instante se quedó quieto
justo en el preciso momento
en que estallaron nuestros besos
y se liberaron las ansias.
Se detuvo el tiempo
para hacerse eterno
y nuestros brazos, como agujas,
se movían desesperados.
Las almas inquietas no esperaron
y arrancaron sus vestidos
desnudando sentimientos.
La posesión no era de los cuerpos
ni de las caricias, ni de los besos.
Las miradas se adueñaron de la escena
y únicamente el silencio
dominó todas las palabras.
Y fuimos entonces,
los amos del amor
y del tiempo.
Daniel Valdman