despertando esperanzas
que será mejor que ayer
el transcurrir de la vida.
Que se posarán los sueños
sobre las palmas abiertas
y el trinar de las aves
dará comienzo a la gran fiesta
que justamente es hoy,
al empezar la jornada.
Pala, azadón y la jarra
para que no me quede lejos
el refrescarme con agua
y un sombrero de paja
que no caliente mi cabeza.
Es el campo quien me espera
para remover la negra tierra
y que le entre el aire que yo respiro
dándole un baño de alivio
y a la vez, que coja fuerza.
La alimento con la naturaleza
y ella me alimenta en cada cosecha
que los tiempos traen
como si fueran la herencia
que dejaremos a quienes
tras nuestro vienen
con sus sueños e iluciones.
Y eso será lo que mis hijos tengan,
un mejor futuro en una mesa llena
y toda la experiencia
al saciar primero el hambre
con cada una de las cosechas.
