miércoles, 31 de enero de 2024

Espejo

Frente a mi casa
hay un jardín de infantes
y cada uno de los padres
trae a sus hijos en cochecitos
apurando el paso
para que la llegada no les sea tarde.
Felices los niños por el trayecto
sabiendo que jugarán todo el día
hasta llegada la hora de recogerlos
y vuelven a subirse a los cochecitos
para volver con los padres a sus nidos.
Al lado de mi casa hay un ancianato
con ancianos muy envejecidos.
Acosados por sus dolencias
que la vida les está cobrando
solamente por haber vivido
siendo que no todos caminan
por el peso que llevan encima
tras tantos años de soportarlo.
Las enfermeras disciplinadas
los ayudan a montarlos en sillas
que con sus ruedas pasean
sin tener que dar ningún paso.
Al ancianato los trajeron una vez,
quizás sea para el olvido.
No volverán a ningún nido
ni habrán padres 
que vayan a buscarlos.
Pero tanto los abuelos como los niños
estando enfrentados los edificios
a ambos los llevan en ruedas,
unos para acelerar el recorrido
y a los otros,
porque ya no les quedan fuerzas.
Daniel Valdman.