viernes, 20 de febrero de 2015

Desprendimiento

Una lágrima cayó en tu rostro
cuando mirándote a los ojos
dije que te amo.
La absorbí con devoción
sabiendo del ángel que venía
y la tímida sonrisa
floreció en tu rostro agradecida.
Cuan grande es el alma que cobijas
y qué afortunado soy
al poder besarla.
Y sin querer atraparla
entre mis tentáculos sentimentales,
adoro la libertad de amarte
sin pretender que seas mía.
Daniel Valdman