cuando te acaricio
mientras los ojos cierras
para sentir mayor el cariño
que el calor de mis manos te brindan.
Se posa mi alma en esas caricias
y veo en tu rostro fresco
la belleza de juventudes idas
que aún mantienes latente
para el goce de mi espíritu.
Y te amo, te amo no como entonces
porque también el tiempo
por mi ha pasado
y las huellas que ha dejado
se hacen notar en el espejo.
Y por ello, soy feliz al mirarte,
tan joven y radiante
brindándome un nuevo aire
haciéndome creer
que soy joven todavía.
Es cierto, ya no te amo como antes
porque antes eras tu
a quien yo de lejos admiraba
y ahora, eres parte de mi alma
y que sin ti,
se muere la mitad de mi vida.
Daniel Valdman.