martes, 11 de agosto de 2020

Madrugando


Sale la luz desde el Oriente
despejando las tinieblas
que se hicieron dueñas
aprovechando la noche.
Despiertan los colores
en la ciudad dormida
y viéndote tendida,
gozando de los últimos sueños,
se me ocurre una caricia
aunque de despertarte tenga miedo.
Debo despedirme,
enfrentaré la jornada
que me será liviana
porque estarás en mi pensamiento.
Trabajaré duro y parejo
acelerando el tiempo
para volver a nuestro nido,
donde tu me aguardas.
En este momento de mi partida,
no te daré un beso,
te dejaré con el sueño
que ahora te cobija.
Pero estarán mis rimas
diciéndote que te quiero
que las leerás en el instante
justo cuando en ti pienso.
Daniel Valdman