Luminosa la noche
a esta hora tan temprana.
La Luna llena abarca
toda la inmensidad de los cielos
y sus rayos penetran
por cada rendija de la casa.
Por debajo de la puerta
que se mantiene cerrada,
ni hablar por las ventanas
atravesando las cortinas
y por las marquesinas
que hacen orgullo de su causa.
Invitada sin permiso
se apropia de toda la casa
sin una luz encendida,
sin una vela, sin una lámpara
porque realmente no hace falta
pues todo brilla a la vista
por el poder de esta visita
que no estaba invitada.
Sin embargo me acompaña
profunda aún la madrugada
entre el café y las palabras
para escribirle una poesía.
Daniel Valdman.
