Se acelera el tiempo,
van quedando en el camino
personas, recuerdos.
Instantes compartidos
imposibles de repetirlos
porque ya no están,
porque ya se han ido.
Cuántas noches de café y cigarrillos
queriendo arreglar el mundo
que por más de intentarlo
no hemos podido.
Cuántas lágrimas derramadas
en noches de tristezas
buscando comprensión en la mirada
o una mano apoyada
en el hombro solitario.
O en las noches de verano
brindando con cervezas
disfrutando la vida bella
entre risas y cantos.
Filósofos de la nada,
compinches de aventuras,
amigos del café
que siempre nos aguardaba
porque eran la otra parte del ser,
del pensamiento la conciencia.
Y así nos fuimos perdiendo
por los senderos del destino
siguiendo cada uno su camino
y otros quedándose en la senda
porque el tiempo se acelera
y se van perdiendo
personas y recuerdos.
Daniel Valdman