jueves, 12 de septiembre de 2019

Tiempo

Se iluminó la alcoba.
El enjambre de caricias
no se dio demora
y juntando los cuerpos
en desesperada pasión
nos amamos como si fuera
nuestro último día.
El hambre de tenernos
sin saciarse,
buscaba desesperado
la posesión del otro.
Y así fue en ese momento
y hoy, 
con el paso de los tiempos,
con las canas en los cabellos,
con las pieles marcadas
por lo que hemos vivido,
nos seguimos amando,
con toda la calma, 
con mucho más cariño
y con la satisfacción de tenernos
llenando nuestras almas.
Daniel Valdman