viernes, 2 de octubre de 2015

Soledad


Mi piel se enerva
angustiada por tu ausencia
y el remordimiento cae a la conciencia
buscando la razón 
de que no estés entre mis brazos.
Buscan mis labios
el sabor que los calma
y las caricias desperdiciadas
en la fantasía de tenerte.
Todo mi ser te reclama,
desde la ansiedad infinita
hasta el silencio que excita.
Recorro tu mirada en la memoria
y los párpados,
cuando cierras los ojos
en el remolino crucial del éxtasis.
Te extraño, porque mi alma,
no se contenta con solo tu recuerdo.

Daniel Valdman