Guardaré los abrigos,
las botas forradas,
los guantes de montaña
y esas bufandas que me ahogaban.
Abriré las ventanas
invitando entrar a la primavera
y la primer rosa que vea
la cortaré para llevártela a la cama.
Le pediré al Sol que comparta
el calor de nuestra cabaña
y mientras en el hogar la leña arda
prepararé el café que ya me llama.
Y comenzará la nueva vida
sin temores de tormentas
mientras en los campos se despiertan
todas las flores silvestres.
Te mostraré el paraíso
que brillará en nuestros ojos
y por la fuerza del capricho
te sentiré en una caricia
mientras tu con una sonrisa
besarás mi mano agradecida.
Y así, entre primaveras nuevas
y florecidas praderas,
nos seguiremos amando
hoy, como hace tantos años
superando los inviernos.
Daniel Valdman.
