el terror en las caras.
Es un rictus que contagia
al más duro espíritu.
No se sabe dónde estar
si en las calles o en las casas
pues los refugios están llenos
de mucha gente aterrada.
No todos son soldados
en el frente de batalla.
Algunos cogieron las armas
solamente por valientes
para defender la causa
de no ser sometidos
arriesgando así su sangre
y también su futuro.
Y pienso en ti
si estarás bien protegida,
si tendrás la manta que te abriga
en este cruel invierno
y si tanto me extrañas
como yo en ti pienso.
La lucha es encarnizada,
pero no es cuerpo a cuerpo
pues solo se dispara a las máquinas
que aturden con sus fuegos
para poder dañarlas
y que no continúen combatiendo.
Estoy lleno de barro.
Las botas pesan toneladas
y sigo en el frente disparando
teniéndote a ti en el pensamiento
porque eres mi única esperanza.
Daniel Valdman
