jueves, 23 de agosto de 2018

Amanecer

Tibio, cálido,
el aura de tu cuerpo
me acaricia en el lecho
cuando la fatiga
asume su descanso.
Y te tengo en mi
acurrucada en el pecho
dejándome disfrutar
la sensación de tu presencia.
Y al acariciarte los cabellos
se te escapa un suspiro
de paz y complacencia
al sentirte amada y protegida.
No, no soy tu ángel de la guarda,
soy quien te ama
y te cuida.
Daniel Valdman