en seguir cargadas,
listas para ser disparadas
en uno y otro bando.
No se puede mostrar
que se es blando
para mantener alta la moral
en cada uno de los soldados.
Aquí no hay cobardes ni valientes.
Unos se defienden
de un ataque sin razones
y otros solo obedecen
el dictado de la orden.
Y mientras limpio el fusil
solo pienso en ti,
en tus manos, en tus caricias
y navego en el mundo de maravillas
que tantas veces inventamos.
Nadie se da cuenta
que estoy soñando
alejándome de la guerra
para meterme entre tus brazos
que con paciencia me esperan
para amarnos
entre besos y abrazos.
Daniel Valdman.