pero tomo todo con calma.
Disfruto más el paisaje,
me detengo en la cascada.
Miro cada uno de los árboles
y me imagino la historia en su savia.
Escojo los frutos con sabiduría mundana
con toda la paciencia que hay en mi alma
pues ya no tengo los afanes
de la obligación cotidiana.
Lo que no alcance a hacer hoy,
lo terminaré mañana
porque no hay mucho tiempo
y mi espíritu necesita calma.
Es mucho lo que he corrido
en el transcurrir de los días
y sin darme por vencido,
quiero disfrutar el premio
de lo que he conseguido
tras tantos desvelos y fatigas.
Entonces, hoy me detengo.
Quito de mi calendario la prisa,
la dejo para los que vienen
con más juventudes y energías.
Se que he cumplido conmigo
y más que conmigo, con la vida.
Daniel Valdman
