sobre las tinieblas
sin importar el día que sea,
si laboral o festivo,
el Sol y las estrellas
no dejan de cumplir con su rutina.
Hoy quité dos hojas del calendrio
porque lo tenía olvidado
sin saber qué día era.
Y el tiempo va progresando
dejándonos a un lado
en su contínua travesía
haciéndo que sean más los días
que ya se hayan gastado
y mucho menos los que nos quedan.
Hay que aprovechar la vida
disfrutando cada cosa sencilla
como el café de la mañana,
el nuevo capullo que ha florecido
o la semilla que ha germinado.
La lambida del perro ante una caricia
o el relinchar de la yegua
pidiendo compañía.
Hoy es un nuevo día
y a pesar que nada ha cambiado
todo es diferente, distinto
porque los ojos que lo miran
ponen el corazón en las manos
y la sensación de calmada alegría
hace agradecer el estar vivo.
Daniel Valdman.
