que no había tanta Luna
ni cielos de noche
tan despejados
como si quisieran enviarles
a los enamorados
el sendero de amor
para sus promesas.
Este rayo que entra
por mi pequeña ventana
me ilumina el alma
de amor tan sedienta
que estiro el brazo
para apretarte
y nos bañemos de la luz
que invade nuestro cuarto.
Cuántas veces
le habremos cantado,
o cuantas
nos habremos besado
bajo ese manto blanco
como ángeles en el espacio
haciendo bajo ese rayo
la ilusión de una vida nueva.
Y lo más importante de todo
es que con los cielos
cubiertos o despejados
nos seguimos amando
siendo nosotros las estrellas.
Daniel Valdman.
