Vine a recoger las flores
que adornaran la posada recibiéndote
para cuando llegues a iluminar
el nido que tanto te ama.
He traído rosas de los Andes,
tulipanes de chocolate,
margaritas de pan de azúcar
y mil siempre vivas,
para que se demore tu partida.
Y en la alcoba puse azucenas
para que su fragancia y encanto
te convenzan de quedarte.
Estas flores no son testigos,
son cómplices de amarte.
Daniel Valdman